Poco voy a hablar de la lesión que me ha de mantener fuera de las canchas por un lapso de probablemente un mes. A lo que me quiero referir es a lo que vino después. Un recorrido penoso y doloroso, aunque también divertido.
Una vez finalizado el encuentro en el que el equipo de Libres cayó derrotado por 2 a 0 frente a Dakota en cancha uno y estando en un estado de lesión que no me permitía desplazarme ni cerca de normalmente, solicitamos un carrito a la organización del Torneo.
“Ya te lo mando” dijo el planillero como si se tratase de un remís un día de lluvia. Heroico el gesto del Bocha que se ofreció acompañarme en la procesión al vestuario.
Amagué cruzar por el medio de la cancha 1, pero al ritmo que iba, el partido que estaba a punto de comenzar, se hubiera retrasado 15 minutos. Cuando nos habíamos desplazado 20 metros por el lateral, del lado de afuera, al Bocha se le ocurrió comentarme “Si hubiéramos cruzado por la cancha estaríamos todavía ahí”, señalando una zona cercana a la línea por la que caminábamos.
Para entonces el planillero desde lejos nos hizo un gesto que se convertiría en una constante “Quédense ahí que ya viene el carrito”.
Che, me parece que ahí viene el carrito...No, No, Claro!!
Mi apuro (¿?¿¿) por llegar al vestuario hizo que siguiéramos caminando. Cinco minutos después recién habíamos llegado detrás del arco de la misma cancha 1 (O sea, nos habíamos desplazado no más de 60 metros.)
Allí me crucé con el Cordobés Domínguez, que en un hueco de un partido bastante aburrido, se acercó a saludarme y darme ánimo.
El Bocha tiró la idea “Y si te colgás de mi hombro para ir más rápido?”. El intento fue fallido. Era lo mismo o peor.
“Esta derrota tiró abajo mi teoría de ganar 12 partidos consecutivos” comentó a su estilo.
Llegar hasta el final de la cancha 2 fueron otros penosos 10 minutos más.
Allí llegó uno de los principales escollos (Además del desgarro, digo). Previo a esto, el planillero pronunció las palabras mágicas “Me dijeron que ya venía el carrito”.
El escollo era la baranda doble caño que rodea la pista de atletismo. Luego de intentar, por arriba, luego por abajo, finalmente, y luego de una maniobra magistral del Bocha, pude cruzar por el medio y seguir camino.
El planillero hizo un gesto “Si, ya sé, seguro que ya viene el carrito. Debe ser horario pico y la gente anda pidiendo carritos así como así” pensé, imaginando un Delivery de empanadas.
Cerca de media hora después, el Bocha gritó “Tierra!!” al divisar los vestuarios.
Justo cuando pasàbamos de las canchas al sector vestuarios (Maldita coincidencia) nos cruzamos con un muchacho que rengueaba. Se me ocurrió acotar "Mirá, aquel tiene mucho màs ritmo que yo!", y el Bocha, ni lerdo ni perezoso, remató: "Pero él está acostumbrado, lo tuyo es nuevo!"
Al pasar frente a secretaría se metió, medio embroncado mientras decía “Gracias por el carrito, igual no nos hacía falta!!”
Esperamos?? El pibe dice que ya viene el carrito!! Me hace mal que demore...
Ya en el vestuario, el Mártir Fernández, Bocha para los amigos, incluso me ayudó a ponerme hasta las bermudas (Le saqué una foto poniéndome los calzoncillos, pero la borré al instante por tamaño gesto).
Cuando parecía que la anécdota moría sin un remate, salió de entre los lockers, sin ningún sentido ni razón, un tipo chapita chapita y ante la mirada atónita del Bocha, mía y de alguno más dijo “Yo tengo 25 años de experiencia!! 25 Años, 25 de Experiencia!!!” a la vez que se señalaba la manga de la remera.
Nos miramos con el Bocha, que encogió los hombros y me dijo “Ojo que no es moco e’ pavo!! No se bien de qué, pero 25 años de experiencia es mucho…sea lo que sea!! Por las dudas!”
Ahh, me olvidaba…Cuando nos íbamos retirando del complejo de Ciudad Universitaria, el carrito me pasó por al lado, casi atropellándonos, bien a los pedos, por un llamado en la cancha de Jockey donde jugaban las chicas. Que vivo, si sabía eso, me ponía calzas y pollerita…pero no es la idea, no?
Ese no es el carrito?? ...Siiiiiiii, pero me parece que esta ocupado...paremos otro!!