Uno de los partidos más importantes del fútbol Mundial, que paraliza al futbolero de ley es la Final de la Champions League. No hay posibilidad de ignorarla porque te la enchufan hasta en la sopa y obviamente, un encuentro entre los dos mejores equipos del Viejo Continente se vende solo.
La última edición enfrentó a dos equipos de la tierra de la creación del Balompié, Inglaterra : Chelsea vs Manchester.
No quedó otra que dejarse llevar por la fiebre de la Copa de Campeones y reservarse la hora de almuerzo para más tarde. El barcito, con capacidad para 10 personas (sentadas como lo dice la ley del fútbol), no daba a basto. El Kioskero a la puteadas porque nadie le consumía ni un vaso de agua y le ocupaban lugar valioso, pero era la final y se la tuvo que aguantar.
Entre la muchedumbre estábamos mi amigo Matías y Yo, observando los últimos minutos de tiempo reglamentario. Luego llegó la lotería (O no?) de los penales.
El mejor del mundo fallaba como suele ocurrir en estas ocaciones.
En el instante en que se pronunciaba el "Cho" final, Terry resvaló en la carrera y terminó pegandole con el juanete, cuention que derivó en un tiro desviado.
"Viste!", me dijo el Avión Maty mientras sonreía socarronamente.
"Y eso??" le contesté.
Kiricocho!!
Ahí va de nuevo...Kiricocho!!
"ahí tenés, y vamos para la oficina que cierra el Kiosko"
Yo chicaneándolo le comenté "Y si funciona siempre porque miercoles no salis campeòn todos los años?"
"Nooo, no se puede usar siempre, hay que decirla cada tanto!!"
La caminata prosiguió en silencio. Yo, tentado a más no poder, pensaba en el Kiricocho del Avión, que se acomodaba el saco como si se sintiera protegido...como si no lo mojara la garúa, ni la mala suerte...
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