lunes, 30 de junio de 2008

Historias de un Gol Gris - 2da Parte

Segunda parte...

El Avión

El comprador, apodado El Avión y eterno abonado al éxito, en un principio no tuvo inconvenientes con el bólido, que pedía más y más velocidad. El temible artillero fue interceptado en la autopista por exceso de velocidad, aunque luego absuelto al descubrir que 150 km p/h era una velocidad normal y habitual para el ‘animal de las áreas’. “En los contragolpes alcanzo más velocidad” se defendió. También por ahí andaba Bocha, aunque al Avión lo conoció cuando era Bochín. El marcador de punta “creativo” y de buen pié, compartió con su amigo el primer carro de rulemanes y no quedaba otra que compartir el Gol también.


El Bocha

Leíto, tercero en cuestión, cayó en el casillero indicado, para cubrir el asiento del acompañante. El copiloto talentoso, aunque de arranques espontáneos-impulsivos prometió raparse la cabeza si el Avión cargaba combustible, por lo que tuvo que hacerlo. También hizo otras tantas promesas que finalizaron con cuatro rapadas más en el lapso de un año. En el asiento de atrás había demasiado espacio, por lo que Bocha tomó un frasco, le puso papel secante y esperó que “germinara” el cuarto integrante de la Brigada: Claudito.




Leíto



El muchacho, más invisible que corpóreo, llegó como la cuarta pata de la mesa. El Gol Gris, principal protagonista de la historia recuperó el “fuego sagrado” cuando el grupete se hizo carne. Era retroalimentación: Ellos se beneficiaban del Gol y el auto se alimentaba de sus almas. Cada vez era más difusa la línea que separaba al Grupo del auto. Eran casi como los engranajes o parte del motor.

Claudito

Generalmente se reúnen para ir a jugar al fútbol. “Voy a buscar tres puntos y vuelvo” dice el Avión a modo de despedida cuando sale de su casa (Extracto del Diario del Gol Gris). Segundos después parte rumbo a la cancha, no sin antes lanzar un pen drive en el asiento de atrás. Luego le quita la vista de encima y el adminículo se disuelve en una selva de objetos perdidos.
Cuando minutos después le pide al Bocha “Te fijas si por ahí atrás encontrás un pen-drive?”, el marcador de punta hace lo posible, que a veces se parece a lo imposible. “Acá encontré una pinza” dice Bocha, “No sep, mía no es” contesta el Avión sorprendido por el hallazgo. Luego el Bocha también encontraría un par de medias, una roca (¿?), sobrecitos de mayonesa aplastados y una cinta aislante. Del pen-drive no hay ni señales…(Extraído del Diario del Gol Gris)


(Todo lo extraído del Diario del Gol Gris es verídico, aunque usted no lo crea.)







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