Ante un fútbol ausente por el ‘agua derramada’ y teniendo que enfrentar al menos dos fines de semana sin justas deportivas, algunos decidimos prolongar la unión más lejos de la línea de cal y más cerca de la molleja y el matambre tiernizado.
El Entrerriano, estadio reconocido por su excelente carne y sus prodigiosas achuras, fue el escenario de tal encuentro.
La llegada
Fueron acercándose de a poco los protagonistas para apenas pasadas las 22 hs. el grupo estuviera completo. (¿?¿¿) El Avión inmortalizó la noche con la contundente, terminante y siempre moderada frase “¡Dalo por CASI hecho!”. ¿Hoy pinta para ser una gran velada? ¡Dalo por casi Hecho!.
El túnel de Boulogne cerrado invitó a un laberinto de vueltas que enroscaron al goleador aéreo…”Si me dejas acá, no se como volver a casa”. Mesa de madera en un rincón, rodeada de un mundo de mesas de madera y gente que llegaba en grupetes numerosos. Nadie nos prestó mucha atención…las primeras achuras de la noche se robaban la noche.
Buen provecho
La rueda de intestinos en una tabla de madera oscura nos daba la bienvenida. Acompañaba otra tabla con mollejas: “Son veneno!!...pero que ricas que son!!” diría con poca culpa el Piquetero Carrilero, mientras volvía a servirse otra porción.
Para entonces, el Maratonista Tesorero pronunciaba su enésimo SI.
“Queres probar molleja?" “SI”, “Queres rueda de chinchu?” “SI”, “Querés fritas?” “SI”. En un rincón, usando un tronco como respaldo, el Sr. Premio Terminator hablaba poco y engullía mucho, como sucede con los tobillos rivales.
Llegó el Matambre Tiernizado: “Sacame 3 porciones”, le había dicho el Carrilero al Mozo minutos antes. Dicen que el ser humano es animal de costumbre y cuando llegaron los trozos de Matambre “enrollados” (así, literalmente vinieron enrolladitos), el Pequeño Gran Cabeceador acostumbrado a que vengan planos y al ras del plato, comenzó a cortarlos como un “pionono” de dulce de leche. “Desenroscalo y cortalo como siempre, gilastrun!” le dije, avivándolo.
Entre mordida y mordida, llegó el momento de la ovación para la carne: “Tiernizado es poco!” “Esto es de primera!” “pedimos otro más?!”
Sobremesa
“Che, alguien va a pedir postre?” y el Maratonista Tesorero no falló, como en toda la noche: “SI”. El Carrilero pidió algo con mucho Dulce de leche y crema (no se veía el postre porque estaba cubierto por ambos). Un par de “Queso y Dulce” se escucharon y la devolución del Avión “Es el postre favorito del Auditor!!”, “Por que?” “Se llama Vigilante, no?!!”
Ya con los estómagos (o al menos casi todos) saciados, las charlas saltaron a la mesa como delfín a una pelota inflable. Primero el Pequeño Gran Cabeceador comentó que era un confeso fan del Paintball (Deporte que de juega con armas de guerra, estrategias, y balas de pintura). Todos terminamos escuchándolo con el entusiasmo de un chico que lo invitan al Back Stage del armado de los regalos en la fábrica de Santa Clauss (¿se entendió? No importa…).
Finalmente salió el tema del fútbol, primero pasando por una nostalgiosa reseña de jugadores favoritos, aunque al Pequeño Gran Cabeceador no le gustó mucho la elección y concluyó: “Siii, acepto tus gustos, pero no es así!”
Para el final, ante un sinfín de opiniones y veredictos, este mismo personaje concluyó Salomónicamente: “Nooo, Lanus nada!! Yo te digo que Lanus sale tercero , bien cómodo y listo”. A lo que el Carrilero le contesto “Pero vos sos de esos que si tienen la razón lo disfrutan pero si se equivocan después no piden perdón? O después si te equivocas lo reconoces??” y el Pequeño concluyó:” Siii, lo reconozco….PERO NO ME EQUIVOQUÉ”
Viaje al Pool
Cerramos la noche en el Entrerriano o nos cerraron la noche ”Espero que no se enojen chicos, pero estamos cerrando”. Pensamos lugares para compartir un rato más: “¿por acá hay algún barcito?” “Haber, hay, pero si quieren volver a casa todos, no lo recomiendo…no al menos sin un arma!” “Hay una heladería acá en Villa Adelina” “Hay bares en Maipú con Pool!!”
Directamente a uno de eso bares fuimos. El Avión dijo: “unos minutos más me quedo, tengo un asado mañana!!” .Cuando llegamos al Pool, 15 minutos después, lamentó: “Los minutos que me iba a quedar los usamos viajando!!”.
“Yo me levanto más temprano y a trabajar…quedate un rato más” dijo El Pez Eléctrico que pocas frases había tirado hasta entonces.
Pedidos y a jugar
Pedimos un par de Prontos y una Cervecita…agua bendita comparado con la botella de litro y medio de Vodka que tenían los de la mesa lindante.
El Premio Terminator se tiró en un costado mientras fingía inferioridad al son de “Nooo, yo al pool no se jugar…”. Lágrimas de cocodrilo si me permiten, luego de ver su más que atildada actuación.
El Pequeño alternaba, de acuerdo a la cantidad de bolas rayadas o lizas en cancha, frases como “Uhhh, que grande, la que metí!!” o “Nooo, estos saben jugar!! Nosotros apenas nos defendemos!”
En uno de los partidos, y habiendo embocado todas las rayadas (y viendo que el rival contaba con 3 lisas en mesa aún) se animó a cargar…pero poquito “Uhhh, el baile que les estamos dandooo!!” aunque recapacitó en ese momento y agregó temeroso “Por ahoraaa!!”
Mientras tanto, el Maratonista Tesorero llegaba del baño corriendo con los brazos estirados y el cuerpo inclinado hacia delante, en una aparente pose aerodinámica: “Que haces corriendo?” “Jajaja, no lo que pasa es que me tropecé allá y tuve que seguir corriendo hasta acá!!”
Bola blanca y negra en cancha, dos tiros para el Pequeño Gran Cabeceador, que ante tamaña oportunidad de definir dijo: “Esto es como Pete Sampras!! Saque y volea!!” (¿??¿¿).
Metegol, solitario y Final
Faltaba el último toque de la noche. Mesas de metegol donde el Pez Eléctrico preguntó “Sin molinete, no?” donde El Pequeño prolongó su personalidad en la cancha “Perá, perá, perá, no saques que no estoy listo, perá, perá, perá!!”
Donde Premio Terminator se enojó con el juego “Naaahh, en el metegol no hay ‘roce’”. Donde el Carrilero se tentaba cada vez que metía la ficha y tiraba de la palanca:”Uhhhh, jeje, salieron como 9 bolas!!” “Uhhhh, en este metegol salieron como 11 bolas, jua, jua!!!
Se acabaron las fichas, se acabó la magia y se terminó la noche.
Abrazos de siempre y un clásico “Que se repita!” que dejó picando en el área la sensación de triunfo…